EVENTOS ABIERTOS


Placer en una cuerda

por Dagoberto Godoy

Estoy desnudo frente a una cuerda, la cual puede significar mi placer máximo. Junto a eso está mi próxima destrucción, veo una silla, la que será el aras de mi muerte y frente a mí, hay un espejo en el cual veré la denigración de mi cuerpo.

Al subir a mi altar tomo la soga del placer y la coloco alrededor de mi cuello. La silla desaparece y quedo colgado en el dolor y el espanto, pero sé que será mi máximo placer, el sexo individual, la masturbación profana, que ha sido cuestionada por los ejes morales de la sociedad.

Quedo suspendido en el aire, pongo mi mano sobre mi pene y al momento de estar colgado me
masturbo en el límite de la vida y la muerte. Comienzo a transpirar, baba caliente roza mi pecho, cayendo de forma cálida y sensual. Mis esfínteres ya no tienen control, esa feca ardiente, emana de mi ano y otorga placer a mis intestinos. Mi cuerpo esta flácido; siento mi feca, lo que más asqueaba en mi vida que por fin hace su trabajo. La vi bajando, sentía como descendía de mi ano, esa estructura espesa y ardorosa que caía de mis nalgas generando cosquillas que nunca había sentido o quizás cada vez que iba al baño las negaba.

La mierda empezó a rozar mis piernas, creo que nunca había sentido algo tan suave en mi vida, llegó a mis pies y siguió caliente hasta caer al suelo. Al llegar abajo hace su trabajo la orina, fugaz y fogosa, mi pene cae en descontrol absoluto -no lo resistía más-, fluyendo dentro de mi uretra de forma violenta y espontánea, tocó mis piernas, ¡que fogosidad, estoy fláccido!, suelto en todas mis extremidades. La orina rozó todo mi cuerpo como las caricias más tiernas y nobles que jamás haya sentido, emanando de mi ser. Al llegar al suelo humedeció parte de mis pies, los tocó como lenguas tiernas de una mujer en extremo amor a su hombre, en acto de fidelidad y sumisión.


Ya no queda tiempo, mi vida se extingue y sigo, en una masturbación eterna. Estoy suelto, relajado ya no hay nada que disimular. De un momento a otro el placer recorre todo mi cuerpo, la hora llegó, el último orgasmo que apaga el fuego de mi vida. Mis venas se dilatan y el flujo sanguíneo recorre todo mi organismo, el semen caliente a borbotones fluye por mis piernas hasta llegar al suelo... ¡oh qué placer!.

He cumplido con mi cuerpo, le di lo que merecía realmente, pero ya no hay vuelta atrás y me miro al espejo colgado, estoy fláccido, ya no tengo fuerzas, pero al momento de cerrar mis ojos cumplí la promesa a mi cuerpo... ahora puedo morir tranquilo…en el camino de una cuerda.






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